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BIZKAIA

“Los servicios sociales municipales ven situaciones cada vez más complicadas”

lunes 30 de enero de 2017 DEIA-BEATRIZ SOTILLO

Un informe del Ararteko advierte de que el trabajo social de base es “el eslabón débil” del sistema y ve desigualdades.
“Los servicios municipales son la fuente de detección de nuevas necesidades” “La principal carencia es la ausencia de modelo de intervención, incluso en atención primaria”

BILBAO – Las situaciones de las personas que acuden a los servicios sociales municipales “son cada vez más complejas. Antes había más casos que solo presentaban una necesidad concreta, mucha gente venía por una única necesidad: vivienda, ingresos, una ocupación… Ahora las situaciones son multifactoriales y complejas, hay que abordarlas desde distintas áreas”, explica una trabajadora social de un ayuntamiento vasco.

Este cambio en el perfil de las personas atendidas en los servicios sociales municipales es uno de los aspectos analizados en el informe del Ararteko sobre la situación de unos servicios que suponen la puerta de entrada de los ciudadanos al sistema de atención social y la primera línea de contacto entre las personas con necesidad de ayudas y las instituciones. El Ararteko, que concluye su documento con una serie de recomendaciones para mejorar los servicios sociales de base, incide en aspectos como la falta de homogeneidad territorial, las dificultades presupuestarias y para cumplir algunas funciones, o la ausencia de un modelo de intervención. Según el diagnóstico que hace el Ararteko, los servicios municipales “parecen continuar siendo el eslabón débil del Sistema Vasco de Servicios Sociales, y presentan carencias en la respuesta a las necesidades de las personas con respecto a las contingencias de dependencia, exclusión y desprotección”. Pero más allá de las deficiencias o fallos detectados en el sistema, los profesionales de los servicios sociales de Euskadi resaltan que tanto el informe como regulaciones autonómicas recientes Cartera de Servicios, Plan estratégico, Mapa de Servicios Sociales abren un periodo de mejora y consolidación de la atención que se presta desde el ámbito municipal, y opinan que habrá que dar tiempo al sistema para que se puedan ver los frutos de los cambios y medidas adoptadas.

En su documento el Ararteko destaca que la demanda de servicios sociales en ayuntamientos se ha mantenido estable a pesar del traspaso de la gestión de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) y la ayuda para vivienda (PCV) a Lanbide y son fundamentalmente los hogares que se encuentran en situación de privación básica y los que tienen a todos sus componentes en desempleo los que más han crecido entre los demandantes de ayuda ante los servicios sociales de los municipios.

“Desde el punto de vista del perfil de las personas atendidas, se observa que los hogares en situación de privación básica, las personas inactivas, las muy mayores y las de origen extranjero han incrementado su peso en la composición de la demanda atendida”, señala el informe. Que los servicios sociales de base hayan mantenido o aumentado ligeramente el número de personas atendidas a pesar de haber traspasado la gestión de la RGI a otro organismo se debe ,dice el Ararteko, “tanto al incremento en la prevalencia de las situaciones de pobreza y exclusión social como al empeoramiento de las condiciones de vida de las personas que están en tales situaciones y que se traduce en una demanda de atención más alta”.

LA PÉRDIDA DE APOYOS Arantza Laka ,trabajadora social que aportó la visión del Colegio de Trabajo Social en los grupos de debate y consulta reunidos para elaborar el informe, explica que “desde hace tiempo estamos viendo que las realidades de las personas que acuden a los servicios sociales municipales son más complejas, en el sentido de que en ellas confluyen distintas contingencias. Ya no se trata de hacer valoraciones en términos de autonomía-dependencia o inclusión-exclusión, sino que casi siempre se combinan varias contingencias, atendemos un abanico de situaciones que a menudo se ve agravado por la tendencia social a la individualización. Estamos viendo que la pérdida de redes de apoyo, de los sistemas de apoyo naturales informales, agrava cualquiera de las otras áreas de necesidad”.

Arantza Laka es una firme defensora del trabajo social de base y opina que el servicio de información, valoración, diagnóstico y orientación que prestan los profesionales de los ayuntamientos “está injustamente tratado en la Cartera de Servicios porque parece un servicio más cuando se trata de un servicio transversal que da sentido a todos los demás”. Explica, como ejemplo, que “ningún servicio de ayuda a domicilio parte, sin más, de una solicitud. Nos piden el servicio, se pone y ya está. No, cada servicio concedido implica una información, una valoración, una orientación y un seguimiento, porque las vidas de las personas no son lineales, por eso cuando cambian las circunstancias hay que revaluar, replantear y aplicar modificaciones. Al final esta función está presente siempre que hay una intervención de los servicios sociales de atención primaria y del resto de servicios y, en mi opinión, es la principal fortaleza de los servicios sociales municipales. También es donde se cumplen los principios que establece la ley de proximidad y universalidad”.

Laka añade que los servicios municipales son, además, ”la fuente de detección de nuevas necesidades, de los cambios y las tendencias sociales”. “Cuando estás con las personas y te van planteando las situaciones en las que se encuentran, todo ello en un espacio de confidencialidad y confianza, vas viendo cómo cambian las tendencias y las necesidades sociales. La atención de base es una fuente de conocimiento y detección impresionante que desde mi punto de vista no se aprovecha lo suficiente para aplicarlo luego en la programación, la creación y la adecuación de los servicios. Porque la realidad social es cambiante y si queremos seguirle el hilo y responder a las necesidades de las personas hace falta tomar el pulso de la sociedad de manera constante”, explica Arantza Laka.

TRATAR CON LAS PERSONAS Respecto a los efectos prácticos de la transferencia de la gestión de la RGI y la PCV desde los ayuntamientos a Lanbide, la trabajadora social reconoce que “ha sido un alivio” para los servicios sociales municipales, que “hemos podido dejar de hacer gestión de ayudas económicas para dedicarnos al trabajo relacional, que es la esencia del trabajo social”. Sin embargo, Arantza Laka indica que no basta con haberse librado de ese trabajo burocrático, “ahora queda la segunda parte, que consiste en superar las deficiencias y crear un modelo unificado”. También señala que aunque los trabajadores sociales municipales ya no se tengan que encargar a la RGI y la PCV, aún tramitan las Ayudas de Emergencia Social (AES), “que forman parte del Sistema de Garantía de Ingresos, no del sistema de servicios sociales”, puntualiza.

“Además, con el nuevo decreto de AES ,añade, se vuelve a dar peso a la valoración profesional en la concesión o denegación de las ayudas, algo discutible, porque si hay unos criterios establecidos para acceder a una ayuda económica, yo como trabajadora social poco más tengo que decir. Volver a reenganchar las ayudas económicas con el trabajo social y la intervención social creo que nos hace un flaco favor, ya que, de alguna manera, eso condiciona nuestra intervención a otros niveles, en las contingencias que realmente nos competen”.

La arquitectura institucional que da cobertura a la atención social en Euskadi y los modelos de intervención, así como la ausencia de herramientas comunes ,sistemas informáticos, protocolos, etc., son algunos de los aspectos en los que el Ararteko observa déficits. Según su informe “se mantienen diferencias interterritoriales muy importantes en cuanto a elementos básicos de los servicios sociales (niveles de gasto, patrones de financiación, dotaciones de personal, densidad comarcal de centros, cobertura de los diversos servicios y prestaciones, estructuras de titularidad, etc.), que se derivan o traducen, de cara a la ciudadanía, en un acceso desigual a los derechos que la normativa vigente reconoce en el ámbito de los servicios sociales”.

Una visión que es compartida por Arantza Laka: “realmente no sé si hay un sistema o hay varios que tratan de entenderse”. “Hay una complejidad institucional ,incluye doscientos y pico ayuntamientos, tres diputaciones y el Gobierno vasco más todas las entidades del tercer sector, que no existe ni en el sistema educativo ni en el de salud”, apunta la representante del Colegio de Trabajo Social. Tras cuestionarse, al igual que otros profesionales, la existencia de un único sistema vasco de servicios sociales, Arantza Laka apunta que “eso influye en una ausencia de modelo”. “Desde mi punto de vista ,dice, la principal carencia es la ausencia de un modelo de intervención, tanto a nivel del sistema general como de la atención primaria. En el informe del Ararteko se mencionan muchos aspectos que tienen que ver con la necesidad de un procedimiento básico de intervención, con herramientas y programas informáticos comunes, que no los hay, con romper con el modelo de atención antiguo en base a características socio-biográficas para pasar a uno basado en las contingencias”.

Tras señalar los principales problemas de los servicios sociales municipales, Arantza Laka asegura que los profesionales y los responsables de estos servicios “vivimos un momento de ilusión”, porque ya se cuenta con los desarrollos normativos necesarios ,la Cartera de servicios, el Mapa, etc., y “trabajamos con ganas de que esto funcione”.

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