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“El trabajo social florece tanto en sistemas capitalistas como comunistas, en comunidades laicas o religiosas. Es universal”

viernes 25 de abril de 2025 RAQUEL VILLALÓN

Óscar Cebolla, autor, artista y divulgador del trabajo social, presentó ‘El arte del Trabajo Social’ y ‘Diez historias asombrosas de Trabajadoras Sociales’ en la Universidad de Valladolid

• Óscar Cebolla, autor, artista y divulgador del trabajo social, presentó ‘El arte del Trabajo Social’ y ‘Diez historias asombrosas de Trabajadoras Sociales’ en la Universidad de Valladolid

Óscar Cebolla Bueno es Licenciado en Derecho y trabaja como técnico del Consejo General del Trabajo Social. Además, es coordinador técnico de la revista ‘Servicios Sociales y Política Social’ y miembro del equipo editorial de la revista ‘Cuadernos de Trabajo Social’ de la Universidad Complutense. Es autor e ilustrador de distintas obras pictóricas y literarias y su trayectoria artística se ha vinculado desde hace muchos años al trabajo social.

El pasado 26 de febrero tuvo lugar en el salón de actos de la Universidad de Valladolid la presentación de dos de los libros de Óscar Cebolla, ‘El arte del Trabajo Social’ y ‘Diez historias asombrosas de Trabajadoras Sociales’ en un evento organizado por el Comité de Título de Grado en Trabajo Social y el Colegio Profesional de Trabajo Social de Valladolid y Segovia, en el marco del convenio firmado por ambas entidades y que, entre otras funciones, contempla la divulgación de publicaciones y formaciones en Trabajo Social. El acto tuvo una excelente acogida y participación (hubo que cambiar de la sala prevista al salón de actos) y fue presentado por la profesora de Trabajo Social Natividad de la Red.

1.- Aunque no es trabajador social, sin embargo, su relación con la profesión se remonta mucho en el tiempo: ¿Cuándo comenzó?
Comencé a trabajar en 2004 como documentalista en la Mancomunidad de Servicios Sociales Mejorada-Velilla catalogando y reordenando las historias sociales de los municipios que forman la Mancomunidad. Trabajaba en el archivo municipal de mi pueblo y en una nueva etapa de ese proyecto me ofrecí voluntario para ir al Centro de Servicios Sociales a trabajar, animado en cierta forma por la situación que vivíamos en mi casa con mi madre, que era una persona dependiente que padecía una enfermedad mental. Ese encuentro cambió mi vida, lo cuento en ‘El Arte del Trabajo Social’. Más tarde me ficharon para el Consejo General del Trabajo Social del que tengo la suerte de ser parte del equipo técnico desde 2007. Llevo dieciocho años en el Consejo: entré como administrativo y hasta hoy.

2.- ¿En qué consiste su labor en el Consejo General?
A lo largo del tiempo he estado en muchas vocalías y programas de trabajo. El Consejo es un lugar único en el que tenemos la suerte de hacer muchas cosas distintas. A rasgos generales, soy coordinador de la revista ‘Servicios Sociales y Política Social’ y tengo la enorme suerte, y responsabilidad, de haber colaborado en la edición de más de cincuenta números de la publicación. De hecho, en diciembre de 2024 la revista cumplió 40 años desde su creación y tanto la presidenta del Consejo, Emi Vicente, como la directora de la revista, Raquel Millán, hicieron un reconocimiento a los antiguos componentes de todos los comités y consejos de redacción entre los que me encuentro.
Como técnicos, son distintas las funciones que desarrollamos. Tradicionalmente he llevado el área de publicaciones y de ética y deontología, aunque dentro de los planes de trabajo de las Juntas de Gobierno hay muchas líneas transversales en las que tenemos que colaborar o desarrollar atendiendo a las necesidades de cada momento. No es un trabajo para nada rutinario, como bien sabéis.

3.- Durante todos estos años de trayectoria, habrá conocido a muchos profesionales que le hayan dejado huella ¿Puede hablarnos de alguno de ellos? ¿Por qué le ha calado tan hondo su labor profesional?
He tenido la suerte de trabajar codo a codo con las más grandes profesionales de distintas épocas del trabajo social. De todas ellas he aprendido muchísimo. He trabajado para dos presidencias y para seis o siete Juntas de Gobierno formadas por profesionales que dieron su tiempo desinteresadamente para el desarrollo y la mejora de la estructura colegial. No es fácil con las vidas que llevamos. Además, en este tiempo he tenido la suerte de coincidir y de crecer personal y profesionalmente con compañeras y compañeros del Consejo y de la estructura colegial como vuestra (o nuestra) Pilar, que tanto queremos.
En definitiva, he trabajado, estudiado y compartido momentos con grandes referentes de la profesión: premios estatales, profesionales, compañeras, investigadoras y profesorado de la academia. No podría citar a unas sin dejarme a otras, pero mira, sí que puedo decir que la profesional que más me ha calado es una de vuestras colegiadas: Maite Fernández Martín, que fue la trabajadora social de mi madre y la que, desde su excelencia profesional y calidad humana para con mi familia, me llevó a ser un aliado incondicional de vuestra profesión hace más de veinte años.

4- Es propio del trabajo social, y de otras profesiones, realizar un análisis DAFO, desde el punto de vista de cómo funcionamos desde el interior, ¿Qué fortalezas cree que validan a esta profesión como profesionales que luchan por el cambio social? ¿Qué debilidades bloquean su camino? ¿Cree que con la panorámica social que se les presenta tienen muchas oportunidades de lograr esa transformación social? ¿Cuáles son las amenazas más graves que les pueden limitar en la actualidad?
Me temo que estas son cuestiones de alto calado que requerirían mayor reflexión y talento. Tengo que decir que existen datos minuciosos en las publicaciones del Consejo General (los Informes anuales de Servicios Sociales ISSE por ejemplo), de los colegios y las universidades que estudian desde diversos prismas todas estas cuestiones. Sí que puedo decir que ‘El arte del Trabajo Social’, aparte de ser una iconografía de imágenes de trabajo social, desarrolla desde un punto de vista más personal las fortalezas y las debilidades (aunque yo diría dificultades) con las que pienso que el trabajo social se encuentra: el complejo de inferioridad de la profesión, la ruptura entre profesión y academia, el buenismo o el idealismo, etcétera. Sea como fuere, si algo ha demostrado el trabajo social a lo largo de su historia es su capacidad transformadora, incluso para sí. De hecho, basta con analizar las publicaciones de trabajo social desde su creación hasta hoy para ver cómo las temáticas se adaptan a las realidades que se viven en cada momento. El trabajo social se transforma junto con la sociedad. Cuando me documentaba para hacer ‘Diez historias asombrosas de trabajadoras sociales’, comprobaba con asombro cuán distinto fue el surgimiento del trabajo social en países como India, el que se desarrolló desde el trabajo social secular atendiendo a los principios de Gandhi, frente a países donde el trabajo social surgió unido a fuertes principios religiosos. El trabajo social florece tanto en sistemas capitalistas como comunistas, en comunidades laicas o religiosas. Es universal. Uno se da cuenta de que hay tantas formas de hacer trabajo social como profesionales ejerciendo y que no existe una única corriente o pensamiento hegemónico. Y es que como dijo Nati de la Red, “el trabajo social tiene las alas tan grandes que no cabe en ningún nido”.

5.- ¿Cómo debería ser la relación del trabajador social con las diferentes disciplinas con las que se trabaja habitualmente (psicólogos, médicos, educadores…)?
Yo creo que como siempre. El trabajo social desde sus inicios se ha nutrido de otras disciplinas, en los títulos de grado hay asignaturas de derecho, sociología, psicología aplicada al trabajo social. Tiene que desarrollar sus especificidades, pero también debe crecer con otras con las que interactúa, como hacen el resto de profesiones. Por ejemplo, siempre he escuchado a Teresa Zamanillo decir que en la carrera de Trabajo Social se debería estudiar más filosofía, estoy de acuerdo con ella. Otra cosa es la delimitación de funciones y los ‘choques’ históricos con otras profesiones por ocupar determinados espacios. Esto es una realidad. Si el trabajo social no se posiciona perderá el espacio, la calle o el despacho. Decir lo contrario sería mirar hacia otro lado.

6.- La investigación es un campo apasionante en el que el trabajo social no se ha desarrollado suficientemente. ¿En qué aspectos deben mejorar los trabajadores sociales para ser buenos investigadores?
No estoy del todo de acuerdo con esa afirmación. Creo que desde el trabajo social sí que se investiga y hay muchos equipos de investigación excelentes desarrollando grandes iniciativas en distintas universidades o desde la estructura. Otra cosa son los medios y los recursos disponibles para desarrollar esas investigaciones. Para hacer mis dos publicaciones de trabajo social me acredité como investigador en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, o en el Rockefeller Archive Center (New York), que custodia la documentación de la Fundación Russell y también de muchos centros de la Hull House. También me acredité en varias universidades de España y Estados Unidos para poder acceder a la documentación histórica que guardan estas instituciones. A veces previo pago. Pero este es un trabajo de documentación histórica que es distinto al análisis riguroso que hacen los profesionales en relación a las realidades sobre las que investigan.

7.- Vayamos con su labor creativa. ¿En qué se ha inspirado para crear sus obras? ¿Cómo influye en tu relación artística el trabajo social?
Si nos referimos a obras pictóricas, cada obra es un mundo y siempre trato de no repetir, de hacer algo nuevo en cada ocasión. Desde que comencé mi trayectoria artística he realizado muchas muestras con diversas temáticas y estilos, pero todas ellas tratan de representar el momento en el que vivimos desde el prisma social. No es una posición cómoda, puesto que tienes que posicionarte en uno u otro sentido. No hay medias tintas. Sin duda alguna el trabajo social ha tenido, y tiene, gran influencia en mi esfera artística. Si me bautizaron como “el artista de lo social” es por algo. En el fondo, es una forma de entender la vida, me identifico plenamente con los valores y principios de esta profesión. Quizá no sea futbolista, pero sí que me siento seguidor de este equipo y esto se refleja claramente en mis obras. Mi arte tiene muchas similitudes con la creatividad y la sensibilidad que se desprende desde el trabajo social.

8.- ¿Cómo ha conseguido publicar la mayor parte de sus trabajos? ¿Qué apoyos ha tenido?
Lo he conseguido por el artículo 33. La verdad es que no he contado con mucha ayuda a nivel editorial. Evidentemente, he contado con la fe inquebrantable de mi pareja, familia y amigos para seguir adelante, pero la mayor parte del tiempo uno está muy solo. De hecho, parte de mis obras las he financiado yo mismo y las he tenido que pelear desde el principio llegando a costar hasta la salud, como cuando hice ‘Corporal’, cuyo proceso fue tan fascinante como agotador. Hoy en día sigo buscando mecenas que quieran impulsar mis locos proyectos, por si alguno está leyendo estas palabras.
Si hablamos de los libros, en su día Alejandro Robledillo me dio carta blanca para hacer una publicación extraña, que era un híbrido entre ensayo, novela, investigación histórica. Arriesgó poniendo mucho dinero sobre la mesa para sacar ‘El arte del Trabajo Social’. El tiro nos salió bien, pero podría haber salido por la culata. Es de agradecer que alguien apueste de esta manera por ti.

9.- ¿Cómo ha sido el proceso de realización, escritura, ilustración o maquetación en la obra ‘El arte del Trabajo Social’?
La investigación en los archivos y el texto me llevó prácticamente un año. La parte artística mucho más, ya que recoge más de treinta obras de distintas etapas de mi vida y de mi relación con el trabajo social. Como he dicho, tuve total libertad para la edición de este libro y Alejandro no censuró ni una coma, aunque me metiese directamente con él.

10.- ¿Tiene en mente publicar más libros o algún proyecto similar, como escritor o ilustrador?
Siempre tengo nuevos proyectos en mi cabeza. Mi mente es un hervidero. Y también tengo bastantes peticiones para hacer colaboraciones. Siempre estoy abierto a colaborar, dentro de mis posibilidades, con todo el mundo. Ahora bien, es cierto que ahora mismo estoy más centrado en mi faceta pictórica que en la literaria.

ÓSCAR CEBOLLA DE CERCA:
1.- Es Licenciado en Derecho, pero, ¿tiene alguna formación más que complemente este perfil?
Tengo diferentes títulos: comunicador en Lengua de Signos de la Federación de Sordos de la CAM, de estudio de técnicas documentales, de administración de servidores y creación de páginas web, así como muchos diplomas de cursos y talleres sobre protección de datos, ética y deontología, escritura, etcétera. El reciclaje, la formación continua son necesarios, así como las ganas por aprender, ahora bien, siempre que sale a colación esta pregunta me acuerdo de la frase de la gran Concepción Arenal: “Un título académico da derechos, no seguridad de la ciencia del que lo posee”.

2.- ¿Qué fue lo primero que hizo nada más terminar la carrera de Derecho?
Supongo que dar las gracias a San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles, y trillar los apuntes. Hacer Derecho fue el mayor error de mi vida, pero es en los errores donde más aprendemos. Aún hoy, tanto tiempo después sigo teniendo pesadillas con que me queda una asignatura.

3.- ¿Cómo ve la labor de las trabajadoras sociales desde su cercanía con la profesión?
Con admiración, cariño y mucho respeto. Ojalá toda la sociedad supiera realmente la gran labor que hacen. Sin duda son esenciales y muy grandes, es algo que he tratado de difundir siempre. A mí el trabajo social me lo ha dado todo, a nivel personal y profesional. Siempre estaré agradecido y en deuda.

4.- ¿De qué se siente más orgulloso en su vida, tanto profesional como personal?
¡Uf! He conseguido tantas cosas increíbles: he publicado cinco libros e ilustrado, editado o colaborado con tantos otros. He viajado por toda España con mis obras llenando locales y universidades. De hecho, los dos libros que hemos citado forman parte de algunos planes de estudio como lecturas recomendadas u obligatorias. Como artista, he expuesto tanto a nivel individual y colectivo en distintos centros y galerías de arte. He participado en muestras y festivales alternativos y he pintado retratos para diferentes personalidades (dos presidentes de gobierno de España incluidos). Tengo exposiciones permanentes en la Complutense y en la UNED de Barakaldo. Obras mías en muchos Colegios Oficiales, universidades, bibliotecas, penitenciarías, centros de igualdad o en patronatos. No sólo en España, mis obras literarias y artísticas también han trascendido a Latinoamérica: Chile, Perú, México, Colombia, Argentina. También he escrito artículos científicos colaborando con grandes profesionales del trabajo social, de la política o la filosofía. Cocreé el Canal de lo Social con el que, a pesar de las pérdidas, aún seguimos haciendo contenido audiovisual muy personal: entrevistas, cortos documentales etc.
En el campo del trabajo social, si tuviera que destacar tres logros serían: la inclusión de la objeción de conciencia en el texto del Código Deontológico, de hecho, redacté el actual artículo 47. Descubrir la imagen falsa de Mary Richmond que lleva utilizándose noventa años de forma incorrecta, y ser, probablemente, el artista que más trabajadoras sociales ha pintado en España y en Europa (ojo, que a lo mejor me quedo corto). Jamás imaginé que llegara a hacer tantas cosas, pero a la vez son todas nimiedades, vanidad de vanidades. Sí que me siento orgulloso, por ejemplo, de poder hacer feliz a la gente con mi arte. Ver lo hondo que les llega no tiene precio es una sensación maravillosa que me hace muy feliz.
A nivel personal, me siento profundamente orgulloso de los valores que me ha transmitido mi familia y que yo trato de transmitir a mis hijos. Me siento un privilegiado, la verdad. Esto último es lo verdaderamente importante.

5.- Un proyecto personal actual por el que se sienta muy ilusionado.
Con lo siguiente. Yo le pongo el alma a todo lo que hago y en ese momento es lo más importante para mí.
6.- Idea de la felicidad para usted.
Qué pregunta tan difícil. Lo que está claro es que la felicidad no está en las cosas. Deseamos una cosa toda la vida y cuando la tienes ya no la quieres, es por lo que Žižek considera la felicidad como una categoría no ética. Pero eres profundamente infeliz si pierdes ciertas cosas que damos por hecho y a las que no damos importancia: nuestros sentidos, nuestra salud, nuestro entorno social etc. Así que no se trata tanto de ganar para ser feliz, sino de valorar y conservar lo que tenemos. Esto, que sobre el papel es muy fácil, es extremadamente complicado en la práctica. Ahora bien, independientemente de nuestra situación física, social o política creo que la felicidad absoluta, como tal, no existe. Existen momentos felices que vamos alternando. Me identifico mucho con la frase de Borges: “Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso”. Yo soy muy feliz comiendo un plato de pasta, tomando una cerveza al sol, haciendo cosquillas a mis hijos, oliendo a petricor o dando un abrazo a quien lo necesita. Soy feliz como todo el mundo: con las pequeñas cosas.
7.- Un libro de cabecera en su mesilla de noche.
En mi mesilla siempre tengo tres libros, el último libro que estoy leyendo (a día de hoy: Una vida sin principios de Henry David Thoreau) y dos fijos: una biblia que me acompaña desde que era adolescente y el libro Meditaciones de Marco Aurelio.
8.- Un cuadro preferido.
Imposible, imposible. No podría decantarme entre tanta belleza. Si tuviera que salvar sólo uno de la quema, sería la persona más desdichada del mundo.
9.- Un lema que guíe su vida.
Me quedaría con el que siempre nos decía mi abuela Pili, que a su vez abre mi libro ‘Diez historias Asombrosas de Trabajadoras Sociales’: “Hay que ayudar siempre a quien más lo necesita”. Aunque una vez escuché a Fran Idareta decir “la persona virtuosa es la que compite contra sí misma”. Esta ha sido mi filosofía de vida. Tratar de mejorar siempre. Como decía el poema de Bécquer, “ansia perpetua de algo mejor, eso soy yo”.
10.- Si se perdiera, ¿le encontraríamos?
Sigo perdido. Siempre ando buscando y buscándome. Sobre todo, las llaves, la cartera, las gafas… me paso la vida buscando, soy un desastre absoluto. Pero si me tuvieran que buscar, en la sección de libros, de música o en cualquier sarao.
11.- Y, por último, un viaje soñado y que aún no ha realizado.
Lo importante no es el destino sino el viaje, ¿verdad? Y el viaje más largo es el que hacemos hacia nuestro interior.

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